A lo largo de la historia, el roble ha sido y es uno de los árboles más queridos por
el hombre. La belleza de sus bosques, la majestuosidad de su porte, su preciada madera y la abundancia de los robledos, todo ello hace de este árbol todo un símbolo, una identidad. En latín roble y fuerza se expresan con la misma palabra: robur y simboliza tanto la fortaleza física como la moral. El más notable de los robles europeos es quercus robur, el roble común, la especie forestal dominante en la vertiente atlántica de Europa. Así, esta variedad recibe los nombres de carballo en Galicia, en la frontera extremeña con Portugal, y en Zamora, carbayu en Asturias y cajiga en Cantabria. El roble común crece en suelos con humedad por lo que en la península ibérica solo abunda espontáneo en las cordilleras húmedas o las regiones más septentrionales. No se suele emplear en silvltura (es decir, de las técnicas que se aplican a las masas forestales para obtener de ellas una producción continua y sostenible de bienes y servicios demandados por la sociedad) dado su lento crecimiento, pero su madera, de tipo dura, es una de las más apreciadas.
En las fotos que se muestran, se ve una tarima de roble de 14cm de ancha por diferentes largos,
encolada contra la solera siguiendo la norma une, para estos casos y la escalera fabricada con las mismas tablas del suelo para que formen el mismo patrón. la clienta quería que se viera la madera mas clara de lo que suele verse cuando aplicas cualquier tipo de acabado, por muy transparente que sea, y no quería que se viese como algo tintado. por eso después de dar un tratamiento preventivo curativo por inundación (siempre en madera de roble es muy aconsejable), le he aplicado peróxido de hidrógeno en una proporción secreta, y aunque todavia me falta dar acabado, os dejo este post. ya pondré el acabado.
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